Los derechos de los
animales
Henry S. Salt
Este libro es una perspectiva diferente a la que muchas
personas aún tienen de los animales, que los tratan como decoración o como
seres que no sienten, aquí escribo algunas partes importantes de éste libro y
se lo recomiendo a las personas que desean hacer la diferencia.
En su libro Salt expresa que:
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Los animales tienen derecho a vivir una vida
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No debemos por cierto tratar a los seres vivos
como tratamos al calzado y los objetos domésticos, que tiramos una vez gastados
por el uso.
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El establecimiento de hogares para perros y
gatos perdidos y hambrientos es un buen signo de los sentimientos humanitarios
que se van afirmando en algunos sectores. Pero también son prueba de la
indiferencia general que permite que los animales domésticos que nos son más
familiares puedan quedarse en la calle
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La esclavitud es odiosa e inicua en toda ocasión
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Pretender que los animales disfrutan de la
cautividad resultan aún más absurdo que la afirmación: La vida de un animal
doméstico es “una vida de gran comodidad, según la norma del propio animal”
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Si deseamos cultivar una más estrecha intimidad
con los animales salvajes, debe ser una intimidad que se base en el amor
genuino por ellos en cuanto a seres vivientes y criaturas compañeras, y no en
el superior poder o astucia que nos permiten arrancarlos de su hábitat nativo,
frustrar la entera finalidad de su vida y degradarlos para convertirlos en
animales objeto, en curiosidades, en autómatas que nos ahorran trabajo.
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“Al haberse creado diversas especies de animales
para comerse unos a otros, es permisible una suerte de analogía para demostrar
que la especie humana debía alimentarse a base de ellos”… Ante tal razonamiento
haría yo la observación de que la analogía que pretende establecerse resulta en
extremo débil, ya que los animales no
pueden sustentarse de otro modo, y nosotros si podemos, ya que la especie
humana podría subsistir en su totalidad a base de fruta, legumbres, hortalizas
y tubérculos, como de hecho hacen muchas tribus hindúes.
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El hombre no es carnívoro sino frugívoro.
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Si es que los animales- o los seres humanos, si
se quiere han de ser sacrificados, pues sacrifíqueselos; pero hallar diversión
en la angustia mortal de otros seres es en verdad de una estupidez desoladora.
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Decir que “de todas formas habría que matarlo”
es una razón verdaderamente deplorable para torturar a ningún animal.
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La caza es horrible en todas sus formas y
maneras
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El verdadero culpable no es el hombre que mata
al ave, sino la señora que lleva sus plumas en el sombrero.
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Innumerables cuadrúpedos y aves que se está
rápidamente exterminando desempeñan otro papel o tienen otra finalidad en la
naturaleza que ser sacrificados a la vanidad humana.
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¿qué les importa a ellos toda la belleza,
ternura e inteligencia de las variadas formas de la vida animal?
Para terminar con el
escrito de Henry Salt encontramos
esta perfecta frase “No es la vida
humana, tan sólo, lo adorable y sagrado, sino toda vida inocente”
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